Hace ya bastante tiempo, allá por el año 2000 escribí que “los seres humanos en tanto seres sociales construyen su historia a partir de narrativas” y que las narrativas eran multiformes porque me estaba centrando en el análisis de la Comunidades Virtuales generadas a partir de lo que se denominaba “Comunicación Mediada por Computadora”. En aquel entonces, las comunidades virtuales se caracterizaban por ser espacios de interacción escritos, utilizando tecnologías como el mail, chat, foros, listas y MUD. En aquellos espacios, muchos de ellos populares el día de hoy, la construcción de la identidad y la base de las relaciones sociales era el lenguaje escrito liso y llano.
Hoy, siete años después, descubro Second Life.
Esta investigación que está comenzando y que estoy segura me llevará varios años, se propone analizar esta modalidad de comunidad virtual, vista como una evolución de aquellas viejas modalidades textuales, que mantiene algunas características y que cambia profundamente en otras.
Para comenzar, no es poco pensar que hace siete años, la cantidad de usuarios era muchísimo menor, que apenas existía banda ancha en algunos lugares y que los usuarios de Internet eran especializados. No es poco recordar que en Argentina vivimos el Boom de Internet, aquella burbuja que explotó y que dejó muchos profesionales desocupados e inquietos. Muchos de nosotros nos quedamos mirando al vacío con ganas de más. Con la sensación de “¿Esto es todo? ¿Acá termina?”. Si, con una suerte de sabor a poco.
También, en estos siete años, nacieron y crecieron los nativos digitales, los niños consola. Se abarataron los precios, se distribuyeron computadoras a lo largo y ancho del país y del mundo.
La tecnología posibilitó trabajar sobre procesadores más poderosos que permitieron generar interfaces visuales increíbles y crear mundos virtuales llenos de paisajes, edificios, animales, mares, montañas y avatares.
Second Life es eso, un mundo virtual (ya nos queda chico el concepto de comunidad) muy rico visualmente, donde cada usuario tiene la posibilidad de crearse a si mismo, ya no a partir de la pura narrativa textual, sino también a partir de la narrativa visual.
Y aquí estamos, en los comienzos de esta exploración. Lo que sigue no será más que un relato de mis primeros días.
Comencé creando mi avatar, que es un muñequito virtual, le puse un nombre: Submarina y elegí entre los apellidos disponibles el que más me gustó: Timeless. Así comencé a constituir mi identidad, parte de mi ser más profundo y me gustó el concepto de atemporalidad para transitar este nuevo espacio.
Los dos primeros días circulé por Second Life totalmente desnuda, no lograba realizar los comandos correctos para ponerle ropa a mi avatar. Finalmente lo logré, acomodé mi pelo y me sorprendió la similitud con mi imagen en la vida real.
Para interactuar en Second Life es preciso bajar un programita que se instala en la computadora y se constituye como la ventana que permite ingresar y estar. Este programa, se conecta con los servidores, así es como aparecen los espacios y las otras personas (avatares).
Tal como me sucedió cuando comencé allá lejos y hace tiempo a interactuar en los MUD (Entornos multi usuarios), todo es más fácil si uno encuentra a algún usuario experimentado que lo guíe. Así fue como recibí ayuda de …, de Julian Watts y de Naxos Mycron.
Luego, me aventuré por espacios desconocidos, conocí playas, universidades, casas bonitas. Más de una vez, quedé atrapada en mi ignorancia, trabada contra alguna pared, atascada en una columna. Ya avanzando un poco más, empecé a vivir Second Life, escuché un recital en vivo en un hermoso lugar ambientado al estilo oriental y participé de un taller de “Interpretación de Sueños”.
Poco a poco, voy aprendiendo habilidades como escuchar música o realizar chat con audio. También me sorprendí en poses rarísimas en una alfombra llena de almohadones al mejor estilo yogui.
En Second Life hay dinero virtual, el Linden que se cambia por Dólares. Yo por ahora estoy participando sin dinero y por suerte, hay muchos eventos posibles de ser realizados de esta manera. Sin embargo, hay lugares a los que no pude entrar, porque son “propiedad privada”.
Tal vez me dedique a hacer artesanías, porque en Second Life se pueden construir objetos, de hecho, lo primero que hice fue un kayak. Si uno es hábil puede hacer todo. Claro, como en el mundo real, no todos cuentan con la misma habilidad. Para construir objetos, se deben trabajar formas tridimensionales simples, que a partir de transformarlas, deformarlas, sumarlas, restarlas cual si se estuviera trabajando con el 3D Studio, terminan construyendo maravillas. Uno puede ponerle precio a lo que construye, que alguien lo compre, ya es otro tema. Sin embargo, considerando la cantidad de usuarios conectados (en general se mantiene una constante de 40.000 en forma simultánea) se puede asegurar que “hay gente para todo”.
Esto es todo por ahora, seguiré explorando y más adelante comenzaré a trabajar las categorías de análisis que den cuenta de quién participa, cómo, qué son los “grupos”, qué son los “amigos”, el origen de los participantes, las diversas actividades que van desde lo lúdico, pasando por lo académico, lo comercial, lo amoroso o lo puramente social.
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1 comentario:
Qué buen racconto Flopi!... me perdí el Taller de Sueños -dando clase en rl- y gracias a tu snapshot ahora tengo referencia visual: informando mejor que la imagen que tenía in mente leyendo escrito. Nada como participar para aprender mejor...
Luego nos ayudarías para re-crear algunas poses y movimientos que se ven en los snaps? me topé con un avatar en un café que me regaló un par de animaciones para andar y dar abrazos...y me dejó con un: "aquí todos nos ayudamos" y "spread the joy" (reparte la alegría).
También busco investigar, ...difícil registrar algunas experiencias con categorías de análisis habituales (in mente socio): resultan estrechos en mundos virtuales. Me divierte cuando me preguntan en 2L ¿de donde eres? Habremos de inventar ¿otras formas de observar y analizar?
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